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El magnesio y la vitamina D forman una alianza inseparable. Sin magnesio, la vitamina D no puede convertirse en su forma activa, una conexión que a menudo se pasa por alto.

La interacción de la vitamina D y el magnesio

Muchos nutrientes trabajan en estrecha colaboración en el cuerpo humano. Por lo tanto, un aporte insuficiente de vitamina D no puede remediarse únicamente tomando un suplemento de vitamina D. Los estudios demuestran que el mineral magnesio es crucial para que el organismo procese la vitamina D.

Aunque poco a poco se va reconociendo la importancia de la vitamina K2 junto con la vitamina D, desgraciadamente a menudo se sigue pasando por alto el papel central del magnesio en el suministro de vitamina D. El magnesio desempeña un papel fundamental en tres áreas críticas:

Enzimas de la vitamina D: las enzimas que convierten la vitamina D en sus diversas formas dependen del magnesio.

Moléculas de transporte: Las moléculas transportadoras de vitamina D en el organismo también necesitan magnesio. Sin magnesio permanecen inactivas.

  • Regulación de la vitamina D: la PTH, una hormona de la glándula paratiroides que regula el metabolismo de la vitamina D, está fuertemente influenciada por el magnesio.
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¿Qué ocurre con una carencia de magnesio?

Los investigadores pueden afirmar actualmente que la vitamina D no puede metabolizarse eficazmente sin una cantidad suficiente de magnesio. En caso de carencia de magnesio, la vitamina D liposoluble se almacena, pero el organismo no puede utilizarla eficazmente.

En resumen, puede decirse que la vitamina D depende en gran medida de un aporte adecuado de magnesio.

Vitamina D: la vitamina del sol

La vitamina del sol es una de las vitaminas liposolubles. A diferencia de la mayoría de las demás vitaminas, sólo absorbemos una pequeña cantidad de vitamina D a través de la dieta. La mayor parte la produce el propio organismo, para lo que necesita los rayos UV del sol.

Vitamina D: su carencia es muy común

La vitamina D desempeña un papel importante en numerosos procesos del organismo e influye, entre otras cosas, en los huesos, los dientes, los músculos, el sistema inmunitario y los vasos sanguíneos. Sin embargo, muy pocas personas consiguen ingerir suficiente vitamina D. En España, el 60% de la población no tiene un aporte adecuado.

¿Cómo se reconoce la deficiencia?

La carencia de vitamina D se manifiesta inicialmente sobre todo a través de síntomas inespecíficos como cansancio, debilidad muscular, dolores de cabeza, migrañas o mayor propensión a las infecciones.

Una carencia crónica de vitamina D puede dar paso a diversas enfermedades, desde enfermedades cardiovasculares y enfermedades intestinales inflamatorias crónicas hasta trastornos metabólicos, obesidad, depresión e incluso cáncer, Alzheimer y Parkinson.

¿Cómo satisfacer las necesidades de vitaminas?

Cubrir las necesidades de magnesio y vitamina D. En general, las necesidades de magnesio pueden cubrirse con una dieta sana y rica en alcalinos. Contrariamente a una alimentación rica en carne, productos lácteos y harina blanca, ésta contiene numerosas buenas fuentes de magnesio, como los frutos secos, las semillas, los pseudogranos, los cereales integrales, las legumbres, las verduras y los frutos secos.

De un vistazo: Vitamina D y magnesio

Tanto la vitamina D como el magnesio son esenciales para nuestro organismo. Para que el cuerpo pueda utilizar la vitamina D de forma óptima, las reservas de magnesio deben estar suficientemente llenas. Sólo el magnesio activa las enzimas que hacen que el organismo pueda utilizar la vitamina D.

Mientras que el magnesio interviene, entre otras cosas, en la producción de energía y garantiza un ritmo cardíaco regular, la vitamina D es especialmente importante para los huesos, los músculos y el sistema inmunitario.